«Una temporada en tres movimientos»

Este año ha estado marcado por tres etapas principales: un largo período de mantenimiento invernal de casi seis meses, dos regatas con salida en Douarnenez y la inminente reanudación de los entrenamientos de otoño con vistas a una temporada 2026 mucho más ambiciosa.

La obra de invierno: seis meses de mimos en Kairos

Cuando saqué mi bote del agua al final de la temporada pasada, me miró como si dijera: «¡Vas a tener que ayudarme a volver a ponerme de pie!» Y tenía razón... El año 2024 estaba destinado a acumular experiencia en el mar, en su lugar, el año 2025 tenía el objetivo de hacer que mi velero fuera fiable. Después de haberlo puesto a prueba, competición tras competición, quería hacerle un cambio de imagen. ¡Porque lo vale! Fueron necesarios seis meses para ocuparse de todo.

 

Inicio en noviembre de 2024. El barco se desmantela y se guarda durante el invierno en un hangar. Me encargué de desmontarlo todo para dejarlo expuesto tal cual era y volver a empezar de cero. Primer paso: la seguridad, con la sustitución de los obenques del mástil para evitar sorpresas desagradables durante la competición.

Después le llegó el turno a la electricidad. Mi antiguo sistema ya me había provocado varias averías totales: sin GPS, radio ni luces de navegación. Fueron tres días sin salir de la bodega del barco para cortar cables, soldar, instalar un cuadro eléctrico y paneles solares nuevos para ganar autonomía.

Las velas también exigieron mucho trabajo: mi vela mayor se rasgó durante una tormenta en mi última regata en solitario en 2024. Tuve la suerte de participar en la fabricación de la nueva, lo que me permitió realizar un reportaje para Voiles et Voiliers y descubrir de cerca este oficio artesanal.

 

Pero lo que ocupó sobre todo mis largas tardes de invierno y mis fines de semana fue, sin duda... el lijado. Armada de mascarilla, guantes y lijadora, que, por suerte, no me falló, he lijado cada rincón del barco: carena, cubierta y casco. Puede parecer un pasatiempo extraño, pero es indispensable para dar una nueva vida a un barco que este año cumple 20 años.

En la cubierta, he aplicado de nuevo pintura antideslizante, ya que se había vuelto resbaladiza y poco práctica. En la carena (la parte inferior del barco), he aplicado una nueva pintura antiincrustante, que evita que las algas se adhieran y permite así que Kaïros se deslice más rápido en el agua.

 

Por último, la decoración. Retirar las antiguas pegatinas del casco, algunas de las cuales llevaban ahí más de quince años y estaban ya quemadas por el sol, fue un auténtico reto. Fue necesario mucho trabajo manual antes de llevar Kaïros a Decosail, una empresa de Lorient experta en la decoración de embarcaciones de competición.

 

Hoy mi fiel compañero navega con los colores de Reporteros Sin Fronteras y luce con orgullo el logotipo de Opinel en su casco.

Enero: encuentro con Opinel

 

En pleno periodo de mantenimiento, en enero, tuve el placer de ir a Chambéry para presentar a todo el equipo de Opinel el resumen de mi temporada 2024. Ese encuentro quedará para mí como uno de los momentos más especiales del año: vuestras sonrisas, preguntas y palabras de aliento me acompañaron durante todos los meses de trabajo que vinieron después.

 

Al día siguiente partía hacia un mundo totalmente distinto: dos semanas de reportaje en Siria. Paralelamente a este proyecto tan gratificante, sigo ejerciendo como periodista. Pasar de un taller helado a cubrir un reportaje al otro lado del mundo puede parecer un gran contraste. Pero es precisamente esta diversidad la que me inspira y me da el impulso que neceito para seguir adelante con mis dos pasiones en paralelo.

Las regatas: un reencuentro con las sensaciones

En abril, después de seis intensos meses de puesta en forma, Kairos finalmente regresó a su elemento: el mar.

Con un barco renovado y velas recién puestas, volví a la competición en el Trofeo MAP, en solitario, en junio. Recuperar esta intimidad única con Kairos me llenó, aunque se notaba la falta de entrenamiento en comparación con los otros competidores. No importaba: lo principal era volver a poner la máquina en marcha y seguir ganando experiencia.

Luego llegó la Mini Fastnet, también en junio. Una regata a dos que sigue siendo, hasta el día de hoy, la más bonita desde el inicio de este proyecto. En esta aventura me acompañó Louis, amigo y dueño de un Mini como el mío. La oportunidad ideal para hablar de nuestras maniobras, nuestra forma de vida a bordo y nuestros métodos de navegación. Unas condiciones meteorológicas perfectas nos permitieron mantenernos siempre en la competición, incluso frente a barcos más modernos.

Más allá del resultado, lo que se me ha quedado grabado son sobre todo imágenes inolvidables: noches plagadas de estrellas, lunas resplandecientes, bandadas de aves majestuosas, las sobrecogedoras costas de Inglaterra e Irlanda… y, finalmente, el mítico faro de Fastnet, de pie sobre los confines de Irlanda. Estos momentos mágicos dieron sentido a todos esos meses que pasé arreglando mi barco, a menudo bajo la lluvia y el frío.

Otoño: rumbo al 2026

Ahora, el otoño se acerca con un objetivo claro: preparar el SAS – Les Sables / Azores / Les Sables. Una competición en solitario de 2600 millas náuticas, prevista para el próximo mes de julio, que supondrá mi primer encuentro real con el mar abierto.

El Golfo de Vizcaya, el Cabo Finisterre, el anticiclón de las Azores… tantos nombres que me aceleran el corazón. Por supuesto, hay un poco de temor. Pero sobre todo tengo muchísimas ganas de probar a Kairos, de ponerme a prueba a mí mismo y de poner en práctica por fin todo lo que he aprendido.

Gracias a Opinel por su apoyo: ver su logotipo en Kaïros me recuerda en cada instante que no navego solo en esta aventura.