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Mi nombre es Antoine Martinet, soy originario de Bretaña y crecí cerca del agua, donde descubrí el surf, mientras evolucioné en un contexto urbano, ya que vivo en la ciudad de Rennes.
Estudié 3 años en las Bellas Artes de Rennes. Una experiencia valiosa que me permitió encontrar un lugar único en el panorama de las artes visuales: me encuentro en la encrucijada de los mundos «académicos», la tradición de la historia del arte y la pintura, y de una cultura más «urbana» a través de mi trabajo de muralismo.
Principalmente pintura mural en espacios públicos para diferentes estructuras: festivales, proyectos con institutos franceses a nivel internacional, arrendadores sociales en Francia y algunos centros de arte contemporáneo.
También trabajo en varios medios: en los últimos años he desarrollado un proyecto llamado Vestigum Park donde pinto sobre ánforas y hago tejer tapices en un taller de Aubusson.
Me inspiro principalmente en la historia del arte: estoy tan interesado en la cerámica griega antigua como en los tintes medievales o las pinturas del Renacimiento flamenco de Hieronymus Bosch.
En mis influencias contemporáneas, me impresiona el trabajo de la coreógrafa Gisèle Vienne o la escena del manga experimental que se puede encontrar en la Edition Matière.
Siempre me dije que quería vivir de mi dibujo. Pero he necesitado perseverancia antes de emprender y convertirme en profesional.
El arte te hace viajar en todos los sentidos de la palabra, te mueves dentro de ti mismo, primero en tu práctica para no estancarla y también en el exterior a través de los encuentros.
Trabajar en reacción con el contexto en el que intervengo es lo que más me gusta en mi práctica: intercambiar con las personas, comprender el entorno y tratar de resonar con el entorno en el que se desarrollará la obra.
Gracias a la galería Art By Friends situada en Annecy, trabajamos juntos desde 2020, especialmente en grandes murales.
Art By Friends
«Vrikshasana» rinde homenaje a la naturaleza, ese podría ser el nombre de este cuchillo. La presencia de la luna llena también podría transformar a esta criatura yóguica en la diosa Selene de la luna llena o en Deméter, divinidad de la madre tierra y los cultivos. Esta, por la fuerza de su postura, se transforma en un árbol frutal. La mitología antigua ligada a la naturaleza ha sido claramente el motor de esta creación.
El tiempo de trabajo es difícil de estimar, pasan varias semanas entre la idea que germina y la validación completa del diseño y los colores.
Esta es la primera vez que trabajo en colaboración directa con una marca.
Creo que el que más me llama es la versión N°10 con el sacacorchos (¡El vino es otra de mis pasiones!)
Picnics en familia en las playas bretonas abriendo ostras (sin dañar la concha ni la lama del cuchillo, por supuesto, tarea nada fácil…).
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